Always..

Always..

viernes, 11 de julio de 2014

.

Puede que nunca llegues a leer esto, es más; puede que nunca llegue a enviarte esta carta, pero es tan grande el dolor que siento que sólo así encuentro un poco de consuelo, escribiéndote.

Te quiero, te amo, nunca creí en los amores a primera vista hasta que te vi, quizás nunca experimenté lo que es amor hasta que te conocí, quizás no; seguramente... Y quizás, quizás no; seguramente, nunca más lo vuelva a experimentar. No es algo que me quite el sueño por las noches, la verdad, ya que todo lo que he querido y tenido que vivir ha sido contigo y lo que teníamos, o tenemos, o nunca dejaremos de tener, nos pertenece solo a ti y a mi.

¿Que si te echo de menos? Supongo que después de tanto tiempo compites en importancia con mi oxígeno y me temo que en un cuerpo a cuerpo sigues ganando tú... Así que sí, te echo de menos. Sé, espero, quiero pensar que, tú también me echas de menos a mi, tanto que te consume por dentro, tanto que cuando deje de arder nuestra pena, si es que deja de arder algún día, nadie podrá barrer mis cenizas, nadie podrá borrar mis besos y nadie podrá coser mi herida. 

Te seré sincera, escribo con la esperanza de que esta no sea mi última carta; sino que, dentro de un tiempo (meses, años... Quién sabe cuánto exactamente) podamos leerla juntos, será la primera, el primer paso hacia el perdón, el primer escalón subido para alcanzar la tregua, la paz, el amor, la felicidad, nuestro pequeño pedazo de cielo.  
Seguramente ya hayas dejado de leer, o ni hayas empezado a hacerlo, pero cuando llegue ese día, y esté acomodada sobre ti leyéndote esto en voz alta, todo cuanto deseábamos ya se habrá cumplido o estará camino de hacerse real... Ya habremos vuelto a nuestra vida de siempre. Volverán a tener tus besos la función de alarma por las mañanas, volverá mi cuerpo a encajar a la perfección entre tus brazos, volverá... Volveremos a ser uno solo. 

Y es que, aunque ahora te odie y me duela hasta el más pequeño y desconocido músculo de mi cuerpo, no puedo sacarte de mi cabeza, mucho menos de mi corazón... ¿Qué será de mi ahora que no estas? Eres la historia que nunca me canso de leer y duele, demasiado, tanto que te escribo para así imaginar que te tengo cerca, para olvidarme durante unos pocos minutos que ya no somos nosotros, que ahora eres tú y, desgraciadamente, soy yo. 

Estoy alargando demasiado esto... No quiero parar de escribir, por mí seguiría hasta talar todos los árboles del Amazonas pero soy consciente de que esto no nos hace ningún bien realmente, a mi por escribir y a ti, suponiendo que haya llegado esto a tus manos, por leer. 

Te pido que me esperes, que consumirme por y sin ti valga la pena... 
Te pido que me perdones como yo te perdonaré a ti...

Te pido, te ruego, suplico e imploro que me busques, me quieras, me ames y, sobre todo, añores en la distancia los días felices, que recrees en tu mente hasta el más pequeño momento de felicidad que vivimos juntos... Vivamos en el pasado hasta que seamos capaces de vivir en el presente. 

Dolorosa, paciente e intensamente tuya. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario